domingo, 22 de julio de 2007

"Cartas desde El Provencio".


Mi muy humilde amigo El Gran Marceliano Mantruenco me ha enviado una misiva desde su pueblo naturalicio, en la llanura de la Mancha, allá donde se asan los chorizos, las migas se aliñan con uvas, y el gazpacho se hace a base de diferentes carnes de caza (dígase sin miedo perdiz, conejo, etc.) ligadas con una torta de harina denominada "del pastor". Su pueblo se llama El Provencio. Y desde allí, El Gran Marceliano me ha enviado las siguientes letras:

"Mi querido Pecador:

Lento es el caminar de los caracoles y lento es estar las mañanas a la espera de que Graciela (la Señora mayor que en ocasiones me acompaña) se avíe para salir a dar un paseo. Bien sabe usted que el médico me ha aconsejado largos paseos y cansinos (dijo el médico: Marceliano, que sean cansinos, si no, de nada nos valen) y la Señora ha decidido -digamos que a bien- acompañarme, quizá porque ella es conocedora que siempre el camino finaliza sacudiéndonos unos buenos chatos de vino.
Lo del paseo me viene bien, así dejo a un lado la vida contemplativa que últimamente estaba llevando; esto es, pasarme el día contemplando la orondez de los cojones, vigilante siempre de que no cambiaran de repente de tamaño, forma o posición.
Con el fin digno y equidistante de que ilustre usted bellamente esa página güeb con la que nos obsequia, le envío un par de fotografías que he realizado para que usted (y sus lectores) conozca mi pueblo.


Esta foto es la que yo llamo, aún no sé por qué, "Media Luna", y está inspirada en el anochecer en el pueblo y en el silencio que trae la noche en medio de los cascarrillos que cuentas las viejas "sentadas al fresco".



Y esta otra es una foto de la iglesia, que como puede usted ver es románica y muy bonica. Me inspiró la época de los romanos y esos peinados que me llevaban. Pues bien, amigo Pecador, me despido deseándole un buen día".


Desde aquí, quiero dar las gracias al Gran Marceliano Mantruenco por su colaboración, su buen hacer y por 200 duros que me prestó un día.


A seguir ...

2 comentarios:

El Hombre Sentimental dijo...

Aaah, El Provencio, tierra natal de (una buena parte de) mis ancestros... Aquí me ha tocado usted hondo, Sr. Pecador. Parafraseando al Sr. Machado, mi infancia son recuerdos de un patio de El Provencio. Y de un botijo blanco que en ese patio había, y de las parras y periquitos que crecían en él, y de la manga de goma verde con que yo jugaba a regarlas, y de la bicicleta heredada de mis tíos, y del acordeón del bisabuelo a quien nunca conocí... Saludos desde aquí al Sr. Mantruenco, y a nuestro amigo el Martín, instarle a que pase pronto por esas tierras donde no sólo se asan los chorizos, etcétera, sino que se comen acompañados de excelentes vinos (Canforrales mon amour), y con un poco de suerte uno se puede tomar un cubatismo al lado de alguno de los protagonistas de "La Hora Chanante". Besos provencianos para todos.

Anónimo dijo...

Muchas gracias, amigo Pecador. Ya te iré escribiendo en alguna que otra ocasión. Gracias, no obstante, por enriquecer tu blog con tan pequeño arte que en mis fotografías está. Y gracias también a Trabajos Digitales por el tratamiento digital y manipulación de los objetos.
Mil Gracias.
El Gran Marceliano Mantruenco.