Ese chico triste y melancólico que tanto llena mi espíritu.
Hola hola hola mis queridos niños, hoy me siento sentado ante este ordenador con el alma deshilachada, y así, me siento como un dios borracho sentado ante la frasca de vino de una taberna. Y en esa melancólica y sombría tempestad que me arrastra hacia el interior de mi propia tormenta, hay algo que me calma ... y ese algo es otra vez -una vez más, digamos- la música. Hasta ahora hemos hablado poco de música, y no he tenido tiempo a comentar con vosotros -oh, mis queridos niñitos- que hay una música especial que me llena hasta vaciarme, y esa música no es otra que la de ese chico triste y melancólico que tanto llena mi espíritu, o dicho de otra manera, ese tal David Bazan, y su magnífica banda de Seatle, llamada Pedro the Lion.
Quizá fue cuando oí por vez primera -ya han pasado tres años- ese disco tan amado "Achilles heel" cuando mi sentido (ya perdido por aquel entonces) se orientó en ciertos momentos con la brújula de sonido -mezclado a partes iguales entre rock, pop y folk- que siempre señala al norte.
O tal vez incluso -oh, en verdad os digo mis tan queridos niñitos- no fue en ese momento, sino antes, cuando llegó a mis oídos aquel sonido, tan cerca del cielo como del infierno, de "Rejoice", del álbum "Control".
Fuera como fuese, de inicio a fin, Pedro the Lion está ahí, haciendo sonar sus guitarras, su bajo y su batería dentro de mí, llevando mi tempestad a un mar en calma, controlando las mareas y el amanecer en días tan extraños.
Y recordad -oh, mis niñitos amados hasta el espanto- habrá pan duro mañana, si no nos lo comemos todo hoy.
No dejen de escuchar a Pedro the Lion - vuestro amigo el Pecador dijo.
1 comentario:
Nuestro amigo el Pecador lo dijo, y un humilde servidor lo suscribe. Don Martín, si es que me acierta usted en todas: efectivamente, grande, muy grande el señor David Bazan al frente de sus Pedro The Lion, pero no sólo como hacedor de canciones sino también -y casi más- como decidor de verdades de ésas que nadie queremos oír porque duelen como puños cerrados. Queremos, por ello, recordar los versos de ese gran himno al desamparo laboral titulado "Penetration", que traducimos a nuestro idioma como mejor sabemos:
"¿Han visto alguna vez
a un idealista con canas;
u hombres de éxito que sigan
en contacto con sus amigos fracasados?
Sólo creen que lo has visto,
y yo podría jurar que también,
pero resulta que sólo fue
en un inteligente anuncio de cigarrillos."
...O si no, la vitriólica frase que abre "Rapture", la mejor descripción jamás hecha de un polvo en una canción, en forma de trago de culpa cristiana por el pecado de infidelidad conyugal:
"Así es como la especie se multiplica:
qué pena que ella no sea mi esposa."
Gracias, señor Pecador, por recordarme que me hace falta mi dosis de Bazan.
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