FRANK BLACK o la reinvención del punk en 75 minutos.
El miércoles noche (11Julio), vuestro humilde narrador, vuestro querido Pecador, decidió airearse entre las sombras de la noche y refrescarse con unas cervecinas bien fresquitas. Por ello, y junto a mi amigo Jose “el-de-El-1” (un día de estos hablaremos de Jose y de El 1) nos fuimos a la Joy Eslava a ver al entrañable Frank Black.
La noche comenzó en un pequeño bar, donde habíamos quedado con el resto de la expedición; Pilar y Carlos y “el otro” Carlos; y donde nos desperezamos con las primeras Mahou, con charla tranquila, y con cierta impaciencia por ver al antiguo líder de la siempre venerada banda “Pixies”. Aunque hubo ciertos comentarios sobre si el concierto sería más acústico o más eléctrico, no aceptamos apuestas, y preferimos que fuera la noche –que allí empezaba a envolvernos en su otra realidad- quien nos preparara la sorpresa.
Dos minutos quedaban para las 10 de la noche cuando Frank Black –gordo y calvo como una peonza- saltó al escenario para deleitarnos con un magnífico concierto. Su presentación en Madrid nos vino a dejar claro que en su carrera se cierra una etapa para abrir una nueva, y que -léanlo con todas sus letras- el p-u-n-k existe. Fuerza, vibración, rock, llevado al punto máximo cuando aliñó sobre el escenario un sobrecogedor “Robert Onion” o la majestuosa interpretación del tema de Tom Waits “Black rider”. Frank-Black-Francis en plena forma, recordando los mejores tiempos de los Pixies (les habla uno que tuvo la oportunidad de verlos en directo en 2 ocasiones), rompiendo ritmos en la tarima, sudando como un pollo, obligándonos a danzar, a sonreír y a extasiarnos como sombras de negro sobre el fondo rojo de los focos, sintiendo el cielo en las puntas de los dedos desde un infierno humano, demasiado humano, con la distorsión y el grito retumbando en nuestros oídos durante 75 minutos que supieron a gloria.
Frank Black nos gustó mucho … nos encantó … pero nos supo a poco. Frank se fue, diciendo adiós con la mano, y sin dejarnos ni un puto bis para nuestro recuerdo.
5 comentarios:
Pecador, ¿tu sudas como los pollos?
El Martín Pecador nunca suda, el Martín Pecador es frío como el hielo. Tócame y arderás de frío.
Salud, amigo Sepperlewis, El Pecador te saluda.
Como dijo José Bergamín (principal discípulo de Unamuno):
-"Sólo los verdaderamente apasionados pueden ser verdaderamente fríos".
Hola, hola, hola, querido Sepperlewiss, quizá ya deberías haber aprendido, como dijo mi buen amigo Palomón salamanca ("El asesino del vaso de leche") que "la auténtica frialdad es la que se mide con un buen termómetro en el culo del finado por la maestra mano de un forense".
A pasar buen día.
Pues ya sabes lo que toca Martín, pon el culo que te voy a tomar la temperatura.
Anatomico forense
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