UNA VUELTA EN LA NOCHE.
Salimos a la calle cuando empezó a refrescar. En esta ocasión, el viejo amigo “Cocodrilo Malbañado” tatareaba una canción de amor –inventada por él- en un idioma próximo al inglés, que decía algo así como “I love the lover fingers and the lover fingers love me”, mientras apuraba la tercera cerveza del momento. Nos dijo, tan sentido y serio como acostumbraba, que las dos primeras fueron para mitigar los grados de sus entrañas, muy elevados por los calores malignos de este agosto en Madrid. Alfonsito, más conocido como “el valiente”, inspirado por un documental sobre gimnasia sueca que habían televisado en la hora de la siesta, comenzó a ensayar –de manera improvisada- salto de longitud, midiendo el número de baldosas que había conseguido saltar. Mientras esto ocurría, el joven “Ciengranos” apuraba un “veneno” (Fernet Branca con Coca-cola) a la vez que alimentaba una tragaperras con monedas al ritmo de un euro por minuto. Ese fue el momento en que Palomón Salamanca, nuestro querido “Asesino del vaso de leche” entró en el Bar Bitúrico y nos declamó uno de los poemas incluidos en sus “12 pajas malditas y un viaje a tu interior”, que ilustro para vuestro conocimiento:
Observando el pánico y el silencio
Tu
vendrás
callada y quieta
en la soledad del pánico,
como una fugitiva desesperada
ante el silbido de la guadaña que te acecha
con el miedo quedo en la mirada
mirando absorta la fina línea
que cruza hasta tu cuello
y tras ese cuchillo
estaré
Yo
viendo el deseo en mis ojos cuajar en el terror que te encoge,
en el silencio, de tu último suspiro, que pronto vuela y se esfuma.
Más tarde seguimos bebiendo, y el reloj hizo que las agujas aceleraran su paso por la maldita esfera hasta señalar las tres de la madrugada, entonces el Bar Bitúrico cerró sus puertas y nosotros salimos coreando antiguos himnos de guerra, buscando el olfato que nos permitiera a cada uno de nosotros volver al hogar sanos y salvos. No dejamos miguitas que nos permitieran encontrar el camino de vuelta y sabíamos que el día siguiente sería día de beber sólo agua.
Observando el pánico y el silencio
Tu
vendrás
callada y quieta
en la soledad del pánico,
como una fugitiva desesperada
ante el silbido de la guadaña que te acecha
con el miedo quedo en la mirada
mirando absorta la fina línea
que cruza hasta tu cuello
y tras ese cuchillo
estaré
Yo
viendo el deseo en mis ojos cuajar en el terror que te encoge,
en el silencio, de tu último suspiro, que pronto vuela y se esfuma.
Más tarde seguimos bebiendo, y el reloj hizo que las agujas aceleraran su paso por la maldita esfera hasta señalar las tres de la madrugada, entonces el Bar Bitúrico cerró sus puertas y nosotros salimos coreando antiguos himnos de guerra, buscando el olfato que nos permitiera a cada uno de nosotros volver al hogar sanos y salvos. No dejamos miguitas que nos permitieran encontrar el camino de vuelta y sabíamos que el día siguiente sería día de beber sólo agua.
3 comentarios:
Miguitas de pan...
Yo sigo las tuyas.
Besos humedos de chocolate
A los buenos días, El pecador madrugador enjuaga el silencio de la madrugada con tan queridas vecinitas ... ¡cuánta amabilidad! Leo vuestros comentarios mientras -me he levantado una vez más pensando que sólo queda un día para la revolución- escucho Alice in Chains. Pienso "muy fuerte para un despertar ...", luego me digo a mí mismo (que soy el único que me escucha)"qué más da" y sigo silbando la canción que en mi cabeza se llama "emoción".
A "Palabras de chocolate" darle las gracias por seguir "mis miguitas" y endulzarme con su blog. Y a la maga de las palabras, a la "soñadora indecisa" responderle que todo existe y todo no. ¿dónde está la realidad? Todo es y nada está, son nombres, son lugares, todo mezclado entre la fantasía y la realidad, entre lo que está y lo que fue pero que sigue en un día a día real. Es decir, nombres cambiados ... aunque algunas veces se cuela alguno real. En cuanto a los dibujos; MIL GRACIAS, me animas un montón. ¿quién soy yo? todos y ninguno. Eol coche de la viñeta, en la que sale el "Jimmy Jazz" es un Seat 127, el primer coche que tuvo el Pecador, un 127 con más de 20 años ... Luego vinieron otros coches, otras carreteras ...
El Martín Pecador os saluda.
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