sábado, 18 de agosto de 2007

Una parada tras "La Casa de los caracoles".


by Trabajos Digitales / Lumix DMC-TZ3

Hoy he cerrado la puerta con tres llaves de "La casa de los Caracoles", lo que significa que hoy ha sido el final de una parte de mi recorrido estival. He decidido -sólo por necesario- hacer una breve pausa de parada y fonda en "Madriz" para recorrer nuestro mapa de una punta a otra; esto es, desde La costa bravía Gironesa hasta la más brava costa Coruñesa, ciudad de luz y cristal, de sonido bravú y gaita.
Allí, en la Bravía ... Parlares extraños de buena gente -amable y afable-, de gallufa y de gañifa en tierras del fuet y de la anxove, de la llonganiza y la escalivada, del monte, del medioevo, de las mares y de Dalí (aquel que fue Grande). Despertar en el silencio del campo, la música empezaba a llenar la mañana -comenzaba el día con Throwing Muses- y Bakunin (mi anárquico perro) ladrando a mi alrededor. Rompía entonces ese momento de lectura (elegí para este viaje al bendito Emilio Carrere y su libro "El reino de la calderilla") que comenzaba en el amanecer temprano, mientras esa señora mayor que en ocasiones me acompaña dormía a pierna suelta, dejando los bucles de su cabello esparcidos por la almohada de su cama, y esa imagen, guardada o grabada en mi retina para siempre, parecía de una historia folletinesca, tierna y dramática.
Han sido días agradables, en tierras hermosas y queridas ... Pasado mañana saldré para La Coruña, donde las glorias del Capitán Troncoso, el viejo Geluco el Demonio y Cocodrilo Malbañado enarbolan su orgullo a la vez que una cunca de Ribeiro.
Ahora reposo ... ¿qué tal un poco de Headphones para aderezar el comienzo de la noche?

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